domingo, 31 de marzo de 2013

A Santiago a sus seis años de risa y llanto

“Triste llevo la boca: ¡Ríete siempre!”

Antonio Machado


Tan convulsos estaban mis días para el día en que cumpliste otro año (en este caso seis) más, que casi olvidé dejar algo entre líneas…

Pero no, acá está tu madre luchando con las palabras como he luchado siempre, tratando de enamorarlas, de conjugarlas de forma, al menos decente, y tratando como siempre de hacerte saber que eres muy muy muy amado por mí.

Hijo, para nadie en nuestra hermosa y diversa familia es un secreto que sufro de una enfermedad mortal e incurable, y eso me hace vivir muy de prisa, y eso me empuja a comerte a besos, pero también a no transigir cuando te regaño, cuando considero imperioso enseñarte algo importante; a no ceder en los sueños de dejarte estable cual hombre digno de esta patria y de su magnánima historia.

Por eso aparecí el día antes de tu cumpleaños y desaparecí al día siguiente: porque ando aventurando en otra ciudad en la ambición de proporcionarte una vida para vivirla, porque ando en el intento amoroso de serle útil a nuestro pueblo; partiéndome entre las madrugadas de un laborar, que no se hacia dónde ha de llevarme (monetariamente, aunque en mi alma si sé que huella dejará) y entre los inmensos pájaros que dentro de mi cabeza no me dejan aterrizar en el suelo de lo vulgar.

Amado niño, futuro hombre, siempre hijo mío: eres mi horizonte, mi fuerza, no lo dudes; crece, surge, sueña y hazte real, que aquí está tu madre que cree en ti, así polvo enamorado sea mi cuerpo o así de arrugas se vista mi rostro, este indómito espíritu que jamás se doblegó a amores rutinarios, ni cobardes, ni mediocres siempre ha de ser joven y siempre ha de estar junto a ti.


Me amarro al momento, y lo único que poseo,
con los hombres azules irme al azul desierto.
Es lo que hoy deseo, y a ti te deseo
que de cascabeles, pífanos y timbales
se alegre tu camino.
Que nunca te sea adverso el destino.
Que encuentres en tu vida
amigos diáfanos y entretenidos (…) Y a ti te deseo que encuentres tu camino.
Es lo que hoy te deseo y lo que hoy te escribo.
                                                                                                           Manolo García




viernes, 29 de marzo de 2013

A tu… ¿muerte?


“…Dejará la memoria, en donde ardía:
Nadar sabe mi llama el agua fría,
Y perder el respeto a ley severa.
Alma, a quien todo un Dios prisión ha sido,
Venas, que humor a tanto fuego han dado,
Médulas, que han gloriosamente ardido,
Su cuerpo dejará, no su cuidado;
Serán ceniza, mas tendrá sentido;
Polvo serán, mas polvo enamorado.”
Quevedo y Villegas




Una venezolana de a pie, de a piecito, nacida en un materno infantil de esos años ochenta de dilapidación a su patria, una venezolana que no cuenta a lo sumo con cuatro pares de zapatos viejos, hoy quisiera contarle al mundo del sabor de un duelo que jamás se resolverá, pero que se transfiguró en millones de corazones fervientes de amor patrio, de amor al hermano, de amor a la vida verdadera…

       Un líder popular, cuyo motor para caminar y ser seguido no consistió sino en el amor de él hacia su pueblo y su suerte y la correspondencia de ese mismo pueblo hacia él. Caminó, trabajó, luchó y, lo más importante; tuvo el valor de hacer exactamente todo cuanto dijo que haría… y más.

Amado Comandante: desde el día que dijiste por primera vez padecer de cáncer, te he escrito, he llorado mil veces tu dolor, y especialmente, desde el día, que Caracas se nubló y en lluvia con sol anunciaron tu definitiva partida física, he intentado escribir algo, digno de un homenaje que haga honor a tu invaluable memoria, a lo gigante de tu estampa en todos nuestros corazones y sinceramente: me considero indigna. Quizás mi palabra sea pigmea ante la grandeza de tu legado, de nuestro duelo, de esta inmensa semilla que ya germina en cada rincón de nuestro pueblo.

Por tal razón, humildemente me limito a decirle al mundo o al que, amorosamente, se permita y me otorgue el honor de leerme, que nuestro Comandante SÍ es nuestro Comandante Supremo, amado, eterno, y a él “por ahora” citarle esa vieja canción trovadoresca: que puedo yo cantarte Comandante si el poeta eres tú (…) y el que ha tumbado estrellas en mil noches de lluvias coloridas eres tú (…) que tengo yo que hablarte si el poeta eres tú”

Eres mi Padre Hugo Chávez, eres mi ángel, eres mi fuerza, el redentor de los pobres y desprotegidos de mi Patria que nunca más estarán desvalidos porque los enseñaste a pensar, a defenderse, a creer en sus poderes creadores. No desaparecerás jamás mientras la poesía exista y ya floreciste porque todo lo hiciste florecer.




10 Mandamientos para salvar la tierra

1. Acabar con el sistema capitalista

2. Renunciar a las guerras

3. Un mundo sin imperialismo ni colonialismo

4. Derecho al agua

5. Desarrollo de energías limpias

6. Respeto a la madre tierra

7. Servicios básicos como derechos humanos

8. Combatir las desigualdades

9. Promover la diversidad de culturas y economías

10. Vivir bien, no vivir mejor a costa del otro