De veras que es tremendo estar vivo, leer un cuento de Benedetti, escuchar la melosa vocecita de Andrés Cepeda, llorar un rato viendo el pianista, comer chocolate del mejor de Venezuela, entre tanta y tanta incertidumbre y bofetadas de la vida de verdad que estar vivo es un paseo. Mañana voy a la universidad... despues de casi un año de retiro, me palpita fortísimo este músculo sanguíneo y feroz que siempre me delata. Quiero ser más de lo que he sido y menos de lo que me han hecho. Y como diría mi gran poeta Victor Valera Mora: cuando vine no había el sitio e hice el sitio, y puse las cosas patas arriba y no doy mi brazo a torcer y aún espero.
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