Todo está bien

Liaré mis carencias mientras el humo se disipa.
Cantaré tus ausencias en forma de nanas de cebolla abrazando a mi crío.
Lloraré con aquella serie gringa de televisión por cable.
Te diré que todo pasa y que nada ha cambiado…

Qué joda aquella necedad de intentar ser feliz a lágrima viva, a voz en grito, con golpes de ola.

No puedo dejar de sentir, de devanarme los sesos, de arruinar los momentos de perfecta rutina con las eternas preguntas siempre nuevas.
No puedo dejar de desear esa piel sobre mis ganas, esa conducta impropia bajo el látigo de mis reproches rojos.

Pero toca asumir la vida: ser infeliz con la sonrisa puesta.

Defender la continuidad de un teatro absurdo, tragicómico, estúpido a manos llenas.

Pero hay algo que jamás me podrán quitar: mi carcajada interna, mi desprecio por el todo, mi regocijo ante quien le apuesta a la nada, a lo original de salirse de escena, al menos de estas escenas