“…Dejará la memoria, en donde ardía:
Nadar sabe mi llama el agua fría,
Y perder el respeto a ley severa.
Nadar sabe mi llama el agua fría,
Y perder el respeto a ley severa.
Alma, a quien todo un Dios prisión ha sido,
Venas, que humor a tanto fuego han dado,
Médulas, que han gloriosamente ardido,
Venas, que humor a tanto fuego han dado,
Médulas, que han gloriosamente ardido,
Su cuerpo dejará, no su cuidado;
Serán ceniza, mas tendrá sentido;
Polvo serán, mas polvo enamorado.”
Serán ceniza, mas tendrá sentido;
Polvo serán, mas polvo enamorado.”
Quevedo y Villegas
Una
venezolana de a pie, de a piecito, nacida en un materno infantil de esos años
ochenta de dilapidación a su patria, una venezolana que no cuenta a lo sumo con
cuatro pares de zapatos viejos, hoy quisiera contarle al mundo del sabor de un
duelo que jamás se resolverá, pero que se transfiguró en millones de corazones
fervientes de amor patrio, de amor al hermano, de amor a la vida verdadera…
Un líder popular, cuyo motor para
caminar y ser seguido no consistió sino en el amor de él hacia su pueblo y su
suerte y la correspondencia de ese mismo pueblo hacia él. Caminó, trabajó,
luchó y, lo más importante; tuvo el valor de hacer exactamente todo cuanto dijo
que haría… y más.
Amado
Comandante: desde el día que dijiste por primera vez padecer de cáncer, te he
escrito, he llorado mil veces tu dolor, y especialmente, desde el día, que
Caracas se nubló y en lluvia con sol anunciaron tu definitiva partida física,
he intentado escribir algo, digno de un homenaje que haga honor a tu invaluable
memoria, a lo gigante de tu estampa en todos nuestros corazones y sinceramente:
me considero indigna. Quizás mi palabra sea pigmea ante la grandeza de tu
legado, de nuestro duelo, de esta inmensa semilla que ya germina en cada rincón
de nuestro pueblo.
Por tal
razón, humildemente me limito a decirle al mundo o al que, amorosamente, se
permita y me otorgue el honor de leerme, que nuestro Comandante SÍ es nuestro
Comandante Supremo, amado, eterno, y a él “por ahora” citarle esa vieja canción
trovadoresca: que puedo yo cantarte
Comandante si el poeta eres tú (…) y el que ha tumbado estrellas en mil noches
de lluvias coloridas eres tú (…) que tengo yo que hablarte si el poeta eres tú”
Eres mi Padre
Hugo Chávez, eres mi ángel, eres mi fuerza, el redentor de los pobres y
desprotegidos de mi Patria que nunca más estarán desvalidos porque los
enseñaste a pensar, a defenderse, a creer en sus poderes creadores. No
desaparecerás jamás mientras la poesía exista y ya floreciste porque todo lo
hiciste florecer.
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