Hablaba Lorca de un Duende: ese que a la vuelta de un par de tragos, en medio del humo y las risas, se abre paso desde dentro del alma y se expresa convertido en poema o canción. Pero hace rato que lo tengo dormido... Hoy llegaron las musas al llamado del jazz, ese que dice: "como yo te quise nadie, nadie, nadie te ha querido (...) yo vivo como el aire libre pero sin saber a dónde va..."
Pero las musas no entienden mi explicación sobre la constante transfiguración de rostros que urgida se balancea en el archivo de mis amores, en el centro de mis querencias, sonrisas y nostalgias...
Después de todo no se equivoca el jazz cuando les pide, a esos sin caras, a esos mezquinos, a esos ambiguos amores: "...si ahora tú te marchas, vete para siempre, no te des la vuelta que las vueltas siempre duelen; y abre la ventana que da al paraíso: olvídame si puedes que yo no he podido..."
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