jueves, 9 de septiembre de 2010

Cual botella al mar

Si vez una flor marchitada en el suelo, es mi corazón que se muere de celos;

aquel gorrión que suspira en el árbol, es mi alma que llora si no le haces caso;

si vez por el cielo una blanca paloma es mi vida y mi voz que te van a decir lo que yo te quiero”

Jesús Emmanuel Acha (Enmanuel)


“Si es cuestión de confesar (…) Conmigo nada es fácil, ya debes saber: me conoces bien (…) Ya sabrás la situación, aquí todo está peor, pero al menos aun respiro (…) y para ser más franca nadie piensa en ti como lo hago yo, aunque te dé lo mismo”

Luis Fernando Ochoa / Shakira Mebarak

Sí, cual botella al mar te lanzo estas humildes líneas, cargadas de lo que siempre las cargo cuando decido escribirte: de mi pasión sin reservas al profesarte mi amor.

¿Por qué crees que sigo apostando a nuestra permanencia?

No es por el simple hecho de amarte: le he dado la espalda a gente que he amado.

No es porque tú también le apuestas: ese tipo de reciprocidad no me determina nada por sí sola.

No es porque me gustes mucho: ese tormento es superable y reemplazable.

No es porque te necesite: necesito muchas cosas de la vida que quizás jamás logre tener y sé que sobreviviré.

Es porque también me amas; pero no es tan sencillo como suena…

Quizás pienses que debo conformarme con que seas afectuoso, acariciador, entregado cuando nos veamos; con que me seas (no sé) si fiel o leal; con saberte “mío”, a tu manera. Quizás a ti mismo se te olvida lo que has sido en mi vida…

Te contaré una historia amigo mío, que de pronto te la sabes mejor que yo y te estoy subestimando (ojalá así sea), pero por si acaso te la rememoro:

La historia de la flor en botón desorientada y viciosa que te encontraste un día por la ventana del Messenger manifestando soledad y la deshojaste buscando placer, encontrando amor, inestabilidad y desencantos.

La historia del arrepentimiento al entender lo que representabas en mi vida, de la reconstrucción de mis ruinas sobre tu corazón.

Luego tú, tu incondicionalidad, tu perseverancia a prueba de todo, tu paciencia a prueba de mis peores balas, tus caricias siempre dispuestas a derretir mis témpanos.

Eres incapaz de mantener mi flama estable cuando tienes tres días fuera de nuestra ciudad, me revientas los nervios con tu tranquila indiferencia desde la cual aseguras seguirme amando, pero es imposible no creer en lo que anida en tu pecho cuando me miras a los ojos.

Quizás un día te diga, no soporto tu ritmo; las razones del corazón la razón las desconoce. Pero le pido a la vida que me deje seguir sufriendo de esta taquicardia de verte por muchísimos años más, y aún le pido otra cosa amor: que a ti te pase lo mismo.

Mayela

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10 Mandamientos para salvar la tierra

1. Acabar con el sistema capitalista

2. Renunciar a las guerras

3. Un mundo sin imperialismo ni colonialismo

4. Derecho al agua

5. Desarrollo de energías limpias

6. Respeto a la madre tierra

7. Servicios básicos como derechos humanos

8. Combatir las desigualdades

9. Promover la diversidad de culturas y economías

10. Vivir bien, no vivir mejor a costa del otro