sábado, 3 de marzo de 2018

ser una misma...

“Necesitas una fuga, catatónica, nocturna, un viento breve. Al edén de un sábado, donde un ave miope te espera leve; de las malas colisiones no te puedes escapar: candil de nieve (…) Enciéndete clavel, cuando amanecer veas la razón, de lo que te faltó, luego lo alcanzó mas tu corazón, no pienso que sufrir es aquella opción que nos dio algún dios para salvarnos, no apagues el candil, o la nieve te hunde en el centro del dolor”

Pablo Milanés


Alguna vez fui una hermosa niña.
Me enseñaron a punta de pellizcos y sermones, la prudencia, la cautela, el sempiterno y renombrado sentido común tan obligatorio como relativo.
Fui instruida por encima del promedio y de la época.
Fui lacerada por muchos tipos de látigos psicológicos y se me hizo creer al mismo tiempo que siempre merecería ser complacida en cualquier deseo.
Con principios de acero, convicciones inquebrantables y sentimentalismos a ultranza, crecí y me hice mujer, visceral y agresiva, compasiva y sin prejuicios, con todo y pese a todo.
Aguanté desvaríos, maltratos, vaivenes; ser depositaria de viejas frustraciones y receptora de añejas infantilidades; le devolví dos y tres y más veces a mis padre, la vida que jodida y convulsa me otorgaron sin aviso y sin consulta.
Fui joven madre acosada y perseguida por el precepto de que no desear un embarazo es una grave falta.
Fui abnegada esposa hasta que el hastío y el desamor me hicieron regalada, mala mujer, traidora: infiel.
Fui entregada funcionaria hasta que el sistema de valores de la viveza criolla me golpeó la nariz: se me río en la cara.
Por eso ahora no me disculparé con los muertos de la única y recién conocida felicidad que he sido capaz de sentir.
Por eso hoy carezco de hipócrita piedad, por eso no pido ni otorgo indulgencias.
Júzguenme: aquí mi espalda aún tersa y el desenfado y la risa, que jamás me abandonan, aquí el desafío amargo y grato de ser yo misma.


martes, 16 de mayo de 2017

Antifaz

Ella se ríe de las miserias del vulgo; el desdén hasta le luce cuando frente al espejo, se ríe del mundo empezando por la imagen sí misma.

Hay quien se aíra por la poca importancia que logra conferir a todo lo cotidiano; hay quien le envidia esa capacidad.

Va sobre-segura de lo que domina, de lo que conoce, pero sobre todo de amar y de aquello que ama.

Se cobija en el ala que extiende a quien busca su protección, arde y renace, sueña despierta, piensa dormida.

Es objeto de diversos tipos de asedio; desde la lascivia de vecinas orillas, hasta el envolvente verbo del avezado lingüista.

Ella sabe de canto, declamación, y un poco de mucho y eso gusta, asusta y disgusta.

Es proclive a sonreír, a darse por entero, a no saber de mezquindades.

Si supieran los que admiran su fuerza, su armonía y formas; los que temen de la intensidad de su ternura, los que desean extinguir su brillo, que solo hay un estado, un nivel, una circunstancia capaz de quebrarla: tener vacías las manos del corazón…
                                 que mis besos se los lleven los fantasmas…
                                seguir sin saber qué signo lleva el amor.




María Mayela García

Mayo, 2017.

lunes, 10 de abril de 2017

si es que existes

Te llamas Pedro, Juan, Andrés, a veces pudiste llamarte Sebastián o tal vez Braulio o Félix…
Pero vengas donde vengas y como sea que hayas llegado; hasta ahora has traído desolación, sed, desencuentro, fútil desenfado.

Por acá esperando quedan:
 mis manos para sostener y acariciar
mi lengua a pruebo de verbos y humores
mis horas de insomnio para oírte y leerte
mis impías reflexiones para saberte desnudo
el denuedo con el que me entrego
la avidez con la que te recibo
el despejado calor de mi cobijo
la palabra precisa para tus disyuntivas
todo el amor que existe en esta vida, que sin negárselo al pueblo hay de sobra para ti

Pero no te llamas Félix, ni Braulio, ni tal vez Sebastián, Juan, Andrés o Pedro: te llamas porvenir porque no vienes nunca.
Mientras siempre, espero que este amor ebrio y risueño que te aguarda no se marchite en cada decepción, en cada abrazo lleno de nada, en cada piel que sin pena ni gloria se lleva mi aroma.
Mientras nunca, espero aprender a  no seguir viendo de seda el rudo pavimento de la mezquindad a afinar la vista de mis mieles contra los zircones que brillan cual diamantes…

sábado, 8 de abril de 2017

CERRANDO CICLOS Y PUERTAS

“…Creo que la luna ya es muy alta, y en la caricia falta un viaje a la humedad; creo que de noche me despierto, con frío al descubierto tanteando oscuridad; creo que la lluvia está cayendo y no voy sonriendo dejándome mojar…”
Silvio Rodríguez (Que ya viví que te vas)



De la mezquindad del que creyó que con silencio su voz se hace fuerte: hoy me despido.
Del que no quiso mostrar hambre por pensar que las reservas de mi pecho le cerrarían el paso: hoy me despido.
Del que dejó caer las rosas de mi atención al suelo: hoy me despido.
A la torturante espera de una respuesta firme: le cierro la puerta del alma.
A los inquilinos emocionales de mi corazón: los desalojo sin preaviso.
A la cálida caricia que es pan de hoy y hambre de mañana: hoy renuncio.
Al cariño incierto…                              
A la palabra bonita vuelto silencio tacaño…
A la incertidumbre afectiva…
Al silencio dudoso de las ausencias…
A la ausencia de saludos y despedidas…
A no sentirme querida pero sí necesitada…
Al egoísmo duro de quien me apremia y me suelta en el vaivén de sus dudas:
HOY LES DIGO ADIÓS…

Mayela

El día que aparezcas

“…En estos días, todo el viento del mundo sopla en tu dirección (…) no sale el sol, sino tu rostro, y en el silencio, sordo de tiempo, gritan tus ojos…”
Silvio Rodríguez



Quizás alguna vez deje de confundir el zircón con el diamante, y ese día ni los espejos me develen.

En algún tiempo sabré devolver lunes por viernes, indiferencia ante la entrega, silencio ante la más hermosa y esmerada palabra.

Será ese el día en el que el plástico rosal y el jardín a mi nariz le den lo mismo y pueda decir: ya no te espero.

Y justo ese día llegarás: sonriente y diáfano, y pasaré de largo sin saber que fuiste, que eres, o que estás…





lunes, 27 de febrero de 2017

En verdad quiero pasarle a veces borrador a los sentimientos, a los recuerdos y todos los pesares.
Hacer con las nostalgias lo que le hago a mi pelo cuando lo lavo y perfumo, deslastrarme de esa mugre que son todos afectos que se fueron añadiendo al corazón coraza.
Acá estoy: noche en vela, corazón en vilo.
Admitiendo que se vivir sin ti, sin este y sin aquel, coexistiendo con una soledad enmontada, llena de bruma, vientos que traen canciones, hojas que escuecen en viejas heridas…

10 Mandamientos para salvar la tierra

1. Acabar con el sistema capitalista

2. Renunciar a las guerras

3. Un mundo sin imperialismo ni colonialismo

4. Derecho al agua

5. Desarrollo de energías limpias

6. Respeto a la madre tierra

7. Servicios básicos como derechos humanos

8. Combatir las desigualdades

9. Promover la diversidad de culturas y economías

10. Vivir bien, no vivir mejor a costa del otro