martes, 1 de junio de 2010

hay quien nos dice que no es tiempo para hablar de la utopía ni de revoluciones

Y mientras los ultracuerpos subidos a estrados recitan sermones,
hay quien nos dice que no es tiempo para hablar de la utopía ni de revoluciones,
que es un anacronismo cantarle a la trova, nombrar a Guevara
y mientras golpean tu fe y tu futuro en su fragua
Ismael Serrano
torpe, pero sincero,
aún no soy caballero (y que el cielo me libre de cordura)
No me embriaga la altura ni me aburren los sueños;
no es por moda que estallo y que me empeño.
El amor sigue en brete y el camino a machete,
más no lloro por tal
ni me amilano, si conservo mis manos, mi sudor y el humano corazón.
Silvio Rodríguez



Soy empecinada sí, y me alegro de que el mayor de mis empecinamientos sea el de mi corazón, como dice el Chino Mora, el de hacerme horizonte por completo, me alegro de ser la misma estúpida (si así me piensan) que cuando tenía 18, solo que ahora esta estúpida no tiene ideales si no sólidas convicciones.

Mi madre, mi amado, y no sé si algún día mi hijo me dicen radical, mis tíos y amigos solo loquita, irracional, dicen los más severos. Sólo mi papá me apoya pero ante ese universo de queridos seres es un hombre chapado a ideas utópicas que no ambiciona ni tiene nada. JA!!!! Como diría Lydda Franco: RISA, ME DA RISA.

Sí, soy radical, sí, soy terca hasta pasar el límite de cualquier peligro para el pellejo y lamentablemente para los que me sueñan más conforme y realista, no puedo aunque a veces les quisiera complacer, no puedo ser de otro modo; soy la que le pasa de largo con desdén a cualquier vitrina, la que llora de ver en puestos destinados a servir al pueblo solo a ineptos ídolos de barro que solo saben hacer, amasar y tener dinero, sin otro sentido que su confort más egoísta, soy la que no puede evitar que se le quiebre la voz cuando oye a Silvio cantarle al tren blindado, soy la que SIEMPRE creerá que la escalera con la que subieron los ricos a sus sillitas de oro no fue más que la columna vertebral de los pobres que no quisieron o (en su inmensa mayoría) no pudieron, trabajar de la forma y con las oportunidades que ellos. Soy la que piensa que el coñodelamadre: "el sudor de su frente", el que se limita al sudor de la frente ama a su hermano y el que ama a su hermano no le alcanza la vida para verse millonario, jamás llega a eso porque el hambre eterna de la maza campeará por su alma.
¿Resentida? Si este feroz amor por mi gente es serlo. Asumiré feliz ese epíteto.

No creo en la miseria para la gente, no creo que andar en harapos sea lo ideal, de hecho, en mi pequeño mundo tengo todo cuanto necesito materialmente hablando, no creo en la pobreza infrahumana como modo de vida, ni es mi planteamiento, al contrario, creo que si una vara mágica universal tocara el planeta con la bendición de la justa equidad, desaparecerían las bestiales riquezas, eso sí, pero no quedaría un solo hombre pobre en la tierra, porque además de recursos para la subsistencia, tendríamos, respeto, dignidad y la inmensa maravilla de no bajarle la cabeza al patroncito ni a nadie, por no tener zapatos o por tenerlos remendados.

Y sí, soy irremediablemente humanista, y si me debo etiquetar soy todo esto: jesuita, bolivariana, leninista, guevarista y hasta chavista, si las premisas de cada uno sean más que ideas, realidades cristalizadas en la mesa y el corazón de cada miembro de este variopinto pueblo que se llama humanidad.

Moriré así. Como viví. Así me gusta.

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10 Mandamientos para salvar la tierra

1. Acabar con el sistema capitalista

2. Renunciar a las guerras

3. Un mundo sin imperialismo ni colonialismo

4. Derecho al agua

5. Desarrollo de energías limpias

6. Respeto a la madre tierra

7. Servicios básicos como derechos humanos

8. Combatir las desigualdades

9. Promover la diversidad de culturas y economías

10. Vivir bien, no vivir mejor a costa del otro