jueves, 6 de agosto de 2009

Un abrazo a mi Profesor del alma y de siempre: Jorge Guiñez

Nosotros, los marcados, parecíamos con razón extraños, incluso locos y peligrosos. Habíamos despertado, o estábamos despertando, y nuestro empeño estaba dirigido a una mayor conciencia; mientras que el empeño y la búsqueda de los demás iba a subordinar, cada vez con más fuerza, sus opiniones, ideales y deberes, su vida y su felicidad, a los del rebaño. También entre aquellos había empeño, y fuerza y grandeza. Pero mientras nosotros, los marcados, creíamos representar la voluntad de la naturaleza hacia lo nuevo, individual y futuro, los demás vivían en una voluntad de permanencia. Para ellos la humanidad -a la que querían con la misma fuerza que nosotros- era algo acabado que había que conservar y proteger. Para nosotros, en cambio, la humanidad era un futuro lejano hacia el que todos nos movíamos, cuya imagen nadie conocía, cuyas leyes no estaban escritas en ninguna parte.
Hermann Hesse (Demian)



A usted, que jamás ha sabido de regar flores de plástico, que ha sabido luchar sin genuflexiones desde su peculiar trinchera;
A usted que nada o casi nada le ha sido fácil, vayan estas estrofas de una canción cubana que por allí encontré, acompañadas de estas mis humildes líneas y afectos en honor al cariño que se le profesa, en honor a todo el amor que ha sabido sembrar con su autenticidad en quienes le rodeamos, feliz día en que se cumple un aniversario de su feliz llegada a este quilombo, a este disparate problemático y febril al que le llaman tierra, donde ha sabido ser otorgador de ejemplos: de abnegación, entereza, y lo principal: que es mejor llorar de indignación y alzar cualquier mano, antes que poner la mejilla y traicionarse.




Chilenos

(Frank Delgado)

Beatriz lloraba en la plaza un 28 de Septiembre
y el viento llevaba lejos hojas tristes solamente.
La bandera medio izada, campanas doblando a réquiem.
Allende era un magnetismo poderoso de La Habana, que bajito sollozaba.
El exilio es un camino difícil de contra marcha
penitente y arraigado.
Me regalaron a Víctor, supe de Violeta Parra.
Y en Alamar los balcones una cueca susurraban
y Neruda fue el poema veinte de la madrugada.
Y a dónde fuiste a dar con tu equipaje de sol
a mi tierra, señor.
Con sus casitas pequeñitas y con balcón y cartilla, señor
palomar de la tristeza y en sueños poder volver.
Tus hijos van de rojo a la escuelita mejor
pañoletas de amor.
Perdieron el acento y la afición al fútbol, ahora juegan béisbol
con negritos cenicientos, a la hora de los recreos.
Algunos no entendieron ese estatus de extranjero
y se fueron a buscar algo mejor.
Cada uno por su banda fueron a parar a Holanda
o a países de una nórdica región
pues de momento allí no hay racionamiento
y hay autobuses vacíos, y el calor es más pasable que en el mío.
Me enamoré del charango y de mujeres chilenas.
Y me aprendí en las noches el misterio de las quenas.
Y supe de los suicidas y de las cartas que llegan.
Y adiviné la esperanza bajo la humedad eterna
de aquellos ojos canela.
Discuten en sus peñas las ideas con que sueñan
La política, la vida y el folklore
y a veces no hay concilio el parlamento en el exilio
tiene mesas separadas por partidos, casi nada.
Muchas veces no concuerdan
y mi mente nunca llega a comprender esos matices de la izquierda.
Pero todos se alegran al saber que en Isla Negra
los amantes graban protestas de amor.
Que se oyen como el rayo las cazuelas en Santiago
y que el sur será posible con valor
como un delirio, creer en el des-exilio
y el imperio de los nuevos chilenos.


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10 Mandamientos para salvar la tierra

1. Acabar con el sistema capitalista

2. Renunciar a las guerras

3. Un mundo sin imperialismo ni colonialismo

4. Derecho al agua

5. Desarrollo de energías limpias

6. Respeto a la madre tierra

7. Servicios básicos como derechos humanos

8. Combatir las desigualdades

9. Promover la diversidad de culturas y economías

10. Vivir bien, no vivir mejor a costa del otro